sábado, septiembre 23, 2006

LATIDO EN CUATRO TIEMPOS


La vi cuando iba caminando, llena de energía, vida y simpatía. Se notaba que era de buena familia en su modo de andar y relacionarse con el resto de la gente, también el que no tenía maldad en su pensamiento, pues dejaba que se le acercaran y era amistosa con todo aquel que necesitara de su compañía.

Siempre la veía pasar, había algo en ella que me gustaba y que me provocaba un poco de envidia, yo siempre quise ser así, pero tenía algo indescriptible que aún no puedo identificar para poder así imitar.

En una de sus caminatas diarias vi como un tipo corrió hasta ella, se notaba que era ladrón, pero la niña no se dio cuenta, por lo que no se escondió, sino que espero a que llegara a su lado pensando que era otra de esas personas que se le acercaban a diario, el tipo se abalanzo hasta ella y con un ágil movimiento le robo el corazón. La niña no sabía qué hacer, primera vez que le pasaba algo así, la gente le digo que lo persiguiera hasta recuperarlo, por lo que corrió tras él por mas de tres años hasta que el ladrón se cansó de correr y lo dejó tirado.

La niña estaba cansada, pero no dudo en recoger su corazón, lo vio diferente, un poco sucio y enfermo, así es que se preocupó de limpiarlo y sanarlo para que volviera a funcionar como antes. Los doctores le dijeron que debía cuidarlo, porque ya no volvería a latir de la misma manera, sus seres queridos le recomendaron tener cuidado de no volver a dejar que nadie se lo robara, quizás no podría recuperarlo jamás.

La joven, que creció inimaginablemente con esa experiencia, volvió a salir, pero ya no tomaba la misma vereda, había elegido un camino diferente donde no pasaba mucha gente, ya no quería que las personas se le acercaran tanto como antes. Pero un día olvidó lo que había pasado y un joven que parecía ser buena persona se acercó a ella y con sus ojos confiados le permitió conocerla y hablarle.

Todos los días caminaban juntos, se veían felices, pero siempre los seguía una señorita muy de cerca que los miraba con recelo, un día el muchacho dejó que esa señorita caminara con ellos, y ya no le prestaba la misma atención a su antigua compañera, hasta que un día se canso y la alejó con un fuerte golpe en su aún convaleciente corazón. Ella quedó tirada en la orilla del camino, no podía caminar, se quedó in aire y fuerza. Su padre pasaba por ahí y corrió a socorrerla, la tomó en sus brazos y la llevo a casa, donde la cuidó por largos meses.

Fue entonces cuando la mujer decidió cambiarse de barrio, aquel ya no era seguro. Tomó sus cosas y se fue tan lejos como le fuera posible, esta vez se cuidaría de cualquiera que intentara hacerle daño. Conoció a mucha gente, ya tenía buen ojo para determinar quien podía ser una mala persona. Muchas veces juzgó mal a quienes se le acercaban, pero no podía cometer ningún error esta vez.

Fue así como pasaron los años, dejó que se le acercara mucha gente, pero ya no con la misma sonrisa de antes ni tampoco con el mismo entusiasmo y solo llegaban hasta la puerta de su casa. Puso rejas y protecciones en las ventanas, que tapo cada una con cuatro gruesas tapas de madera, su puerta estaba asegurada con diez fuertes chapas y puso alarmas que sonaban fuertemente si algún intruso se acercaba, pero olvido proteger la ventana más escondida de su hogar. Fue por ahí que entró un joven que estaba intrigado con ella, deseaba conocerla, pero tenía miedo a ser rechazado por aquella intromisión, por lo que se preocupo de conquistarla al primer instante llevando música, fiesta y alegría a ese hogar donde muy poca gente podía soñar con entrar.

Ella vio como su casa comenzó a iluminarse, el la iba a ver todos los días, llevando nuevas sorpresas para ella, sacando trucos debajo de sus grandes mangas. Con cada una de sus visitas ella fue sacando las protecciones de sus ventanas, hasta que un día la casa se iluminó por completo y pudo ver perfectamente a su visitante y se dio cuenta de que no era como se había descrito, que la capa que decía ocupar no era la de un príncipe, sino más bien la de un mago que encantaba haciendo trucos con las cosas que ella tanto cuidaba. Se dio cuenta de que su hogar tampoco era el mismo, estaba desordenado y feo. Ese fue un fuerte golpe, pero decidió pasarlo por alto, había logrado confiar nuevamente y no quería perderse aquella alegría solo porque no había sido capaz de diferenciar a un príncipe de un encantador.

Así pasaron los meses junto al mago, pero ella no podía dejar de pensar en los trucos utilizados por ese hombre. El siguió haciendo sus encantos, pero ella se daba cuenta de que no eran reales, también se percató de que no era la única a la que él alegraba día a día y que muchas veces se quedaba sola, mientras el seguía encantando en otros hogares.

La anciana dejó que el siguiera haciendo lo que le gustaba, no le importó porque sabía que él siempre volvía a cuidarla, su corazón seguía muy enfermo y necesitaba de alguien que la atendiera día a día, pero con cada uno de sus trucos ella se impresionaba tanto que más se debilitaba su pobre corazón. Muchos otros hombres se ofrecieron a cuidarla, pese a que los años y la enfermedad había marcado su rostro, ella seguía teniendo algo que llamaba la atención de quienes la conocían, pero no quería que nadie más que el mago la cuidara, no se quería arriesgar a que nadie pusiera las manos en su corazón.

Un día la fui a ver, dijo que estaba muy cansada de cuidar algo que ya no quería seguir funcionando. Le dije que el corazón era lo más importante, que no importaba lo herido que estuviera, mientras latiera aún le era útil, pero ella dijo que le dolía demasiado, que ya no quería seguir con esa agonía. El mago hizo nuevos trucos para alegrarla, pero ella ya no podía sonreír, los encantos pasados la tenían agonizante, sólo suspiraba y esperaba que su corazón dejara de funcionar para que el mago pudiera seguir su camino en otro hogar, hasta que un día, en uno de sus entrecortados suspiros simplemente dejó de respirar.

Cuando la vieron los doctores no se explicaron cómo pasó tanto tiempo agonizando con su corazón tan dañado, la gente que la quería no se había dado cuenta de lo enferma que estaba, incluso yo, que la veía casi a diario. Aún tengo su imagen de niña en mis recuerdos y sueño con volver a verla caminando fuera de mi casa para poder acompañarla, protegerla y no dejar que nunca más nadie se le acerque y dañe su corazón.

lunes, septiembre 11, 2006

AVISO DE UTILIDAD PÚBLICA!!!

LA DRA. NECROBEAT ENSEÑA A DETECTAR A UN NUEVO SER INVASOR QUE AFECTA LA VIDA FEMENINA. MUCHO CUIDADO, LA PRÓXIMA PUEDES SER TU!